jueves, 31 de octubre de 2013

Muere a los 20 años la niña que no podía envejecer


Aquellos que en 2008 tuvieron la suerte de disfrutar de la oscarizada y conmovedora película dirigida por David Fincher "El Curioso Caso de Benjamin Buttom", se sentirán especialmente conmovidos por el fallecimiento de 
Brooke Greenberg, la joven americana de 20 años con aspecto de bebé que no podía envejecer.




Muere a los 20 años la niña que nunca envejecióBrooke sonríe junto a toda su familia. (Foto: Getty Images)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Si la historia de ficción en torno a Benjamin cautivó a millones de personas, impresionadas con la vida de un niño nacido con aspecto de un hombre de 90 años y que rejuvenecía paulatinamente, la conmoción generada por un caso real como el de Brooke no ha pasado inadvertido en los medios de comunicación de todo el mundo.

 

No es para menos, ya que a su corta edad y a su aspecto hay que sumarle el hecho de que no haya podido disfrutar de uno de los momentos más especiales de la vida, la vejez, un tesoro que Benjamin sí tuvo la dicha de conocer.

La infancia de Brooke fue un auténtico martirio desde el primer momento. Nació prematuramente, con muy poco peso y con una extraña dislocación en la cadera que la obligó a pasar por el quirófano en más de una ocasión. Úlceras estomacales, ataques cerebralesy la posibilidad de que tuviese un tumor exigieron siempre una atención especial por parte tanto de los doctores como de sus padres.

Todos estos síntomas hacían presagiar lo peor y los pronósticos más pesimistas tardaron poco en cumplirse. Los médicos informaron a la familia de que Brooke padecía el Síndrome X, una afección prácticamente desconocida, de consecuencuas irreversibles y que impedía el desarrollo físico normal de la joven.

"Cuando los médicos nos dijeron que su ADN era completamente diferente al resto, rápidamente pensamos que su enfermedad podría ayudar a destapar ciertas incógnitas relacionadas con la salud. Al final del arcoiris, la historia de mi hija servirá para descubrir algo bueno", comenta su padre Howard Greenberg.



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